Biografía
Carolina Galaz Lladser apasionada por la danza, inmediatamente después del colegio viajó a los 19 años a San Francisco, California, Estados Unidos para seguir perfeccionándose en danza moderna. Este fue el punto de partida de un camino que fue abriendo con gran creatividad.
Además de la danza supo diversificarse para continuar aprendiendo en ese país, en San Francisco fue cuidadora de niños, asistente de la directora del Berkeley Child Art Center, Miriam de Uriarte, alumna de pantomima en un Work-shop con Marcel Marseau, bailó en la compañía de Martin Kravitz y en la escuela de Merce Cuninhamm. En este período disfrutó el estar rodeada de niños, de la magia, espontaneidad, improvisación, de escenografía y del juego.
En 1991 se trasladó a New York, donde se fortaleció como bailarina en técnicas corporales y personales, además de lograr la integración del mundo plástico con el pedagógico como una herramienta para que cada niño pueda crear en base a su propio talento, desde el arte.
En el año 1994 sufrió una lesión física que le impidió seguir bailando profesionalmente. Todo se tiñó de tristeza, angustia, derrota, frustración, impotencia y problemas financieros.
En ese difícil momento comenzó a desplegar sus habilidades de pantomima, a niños con enfermedades terminales, especialmente cáncer, en el Hospital de NY.
En 1995 audicionó junto a 700 postulantes, para un proyecto Laboratorio del Museo de Arte Moderno en Expresión Artística. Carolina quedó entre los 10 concursantes seleccionados para asistir a los cursos intensivos de experimentación del arte como medio de expresión.
Como voluntaria, acompañó a niños en cuidados paliativos a través de la creatividad como una herramienta para ayudar a morir. Aquí conoció a Peter, el niño quien la bautizó como «Caracola».
Estas experiencias marcaron su nuevo desafío, la creatividad como herramienta para conectarse con el sentir, desarrollando maneras de comunicación no verbal desde donde expresar las emociones.
En 1998 regresó a Chile, después de 10 años de ausencia, cargada de experiencias y vivencias que fortalecieron sus habilidades para desarrollar la creatividad a través de la expresión artística.
En 1998 creó Lacaracola, espacio creativo, instancia que año a año, por 18 años, consolidó una metodología de trabajo propia y diversas herramientas metodológicas probadas y perfeccionadas desde la experiencia.
En el año 2016 obtuvo el registro de autor de la metodología Lacaracola y crea la Fundación Lacaracola, A Ser Feliz.